«Nada está perdido si se tiene por fin el
valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo»
Encontrar el mensaje real que Julio Cortázar
puso oculto en cada una de sus obras suele ser una tarea difícil que no
cualquiera logra. Fue ahí donde nosotras, Las Piñas del Discurso, encontramos
el primer reto del trabajo final del curso: comprender el escrito para así
poder pasarlo a material audiovisual. Luego de comentar la versión que cada
quien le dio al cuento, unimos nuestras ideas concretándolo en un solo guion.
Esta vez, en comparación con los trabajos
anteriores, las dificultades fueron mayores por el simple hecho de tener que
cumplir una expectativa ya establecida. Por supuesto, fue todo un reto.
Con ayuda de una cámara digital, amigos que
cubrieron el papel de actores, un lugar hermoso –pero muy lejos-, un libro y un
abre cartas en forma de puñal, fue la manera como logramos resolverlo y, sin
duda alguna, fue toda una hazaña.
El mayor obstáculo que tuvimos, fue el no
contar con un tripie y tener mal pulso (cosa que en algunas partes se puede
notar), sin embargo creímos que el efecto de movimiento podría representar bien
la temática de la escena.
Escogimos canciones de Bach y Charlie Parker
porque nos gustó la manera en que se adaptaban a la trama y curso de la
historia. Además de que conocemos el gusto de Cortázar por el jazz.
Éste, como los trabajos anteriores, nos ayudó
a unirnos como equipo. Entendimos que trabajar en equipo en una tare compleja
porque cada integrante del equipo tiene una manera muy diferente de pensar, sin
embargo concluimos que la comunicación es la clave para cualquier tipo de
relación y la respuesta para obtener los resultados deseados.